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Para los que, todavía, no conozcan a Nanaqui Costa, dejadme que explique una cosa que se me ha ocurrido para ilustrar esta ocasión. 

Creo firmemente en que hay patinadores que acaban patinando de forma impresionante, su imagen se utiliza, se reconoce y, a medida que pasan los años, desaparece sin que no haya cambiado nada en el mundo. Simplemente, había un tío que patinaba de la hostia y, un día, ya no está. Una máquina que se fue apagando con el cuerpo de esa persona y otro día se cambió por una máquina más nueva, que funcionaba mejor y el mundo continuó igual. 

Pero hay máquinas que no vienen a este mundo solamente para proyectar su talento y desaparecer, hay máquinas que también vienen a este mundo y - cómo la máquina 501 del famoso corrido mexicano - pueden hacer algo heroico que también salve las vidas de los demás. Así, una máquina talentosa y heroica, es Nanaqui. 

No solamente entiende las transiciones de los parques con la habilidad de un genio, sino que también lee ese lenguaje de formas en las calles, recogiendo esa herencia tan californiana de un patín de calle que se diluye con la frontera de la transición sin que sea necesario trazar líneas entre una cosa y la otra, porque las líneas que traza Nanaqui sobre sus ruedas son tan puras como únicas y, del mismo modo, pueden traducirse en construcciones que, si por él fuera, serían retrincados laberintos infinitos de diversión (no exenta de peligro, cuidado). 

Su comprensión de los terrenos urbanos más agrestes y de las formas se traduce en un patín y una creatividad que difícilmente puede resumirse en un solo vídeo. Este que os enseñamos ahora, cómo todo lo que hace, nos deja con ganas de más. No obstante, que quede claro que Nanaqui es como aquellas bandas que rotundamente ganan en directo. 

En resumen, para nosotros es el vivo ejemplo de lo que separa la genialidad del talento y por eso estamos contentos de que cuente con Petshop y él con nosotros. Pocas personas sobre un skate habrá que, en los últimos años, sin ánimo de protagonismo y sin ganas de estar bajo ningún foco, hayan sido tan relevantes y tan necesarias. Esperemos que disfrutéis de esta parte y que Nanaqui no se olvide de traernos algunas más.

English version:

For those who still don't know Nanaqui Costa, let me explain something that occurred to me to illustrate this occasion.

I firmly believe that there are skaters who end up skating impressively, their image is used, recognized, and as the years go by, it disappears without anything changing in the world. Simply put, there was a guy who skated like a boss, and one day, he's no longer there. A machine that gradually faded away with the body of that person and was replaced one day by a newer, better-functioning machine, and the world continued the same.

But there are machines that don't come into this world just to showcase their talent and disappear; there are machines that also come into this world and, like the famous Mexican ballad's machine 501, can do something heroic that also saves the lives of others. Thus, a talented and heroic machine is Nanaqui.

Not only does he understand park transitions with the skill of a genius, but he also reads the language of street forms, picking up that Californian heritage of street skating that blends with the transition's border without the need to draw lines between one thing and another because the lines Nanaqui traces on his wheels are as pure as they are unique. Similarly, they can be translated into constructions that, if it were up to him, would be intricate, endless mazes of fun (not without danger, be careful).

His understanding of the roughest urban terrains and shapes translates into skating and creativity that can hardly be summarized in a single video. This one we show you now, like everything he does, leaves us wanting more. Nevertheless, it should be clear that Nanaqui is like those bands that absolutely excel in live performances.

In summary, for us, he is the living example of what separates genius from talent, and that's why we are happy that he has Petshop, and he has us. There will be few people on a skateboard who, in recent years, without seeking protagonism and without wanting to be under any spotlight, have been so relevant and necessary. We hope you enjoy this part and that Nanaqui doesn't forget to bring us some more.