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T-FUNK PARTE 1

Posted by Felichi(@flx_1978) on 27.12.22

Esta mini serie de posts tiene la intención de proceder al análisis de las dos partes que Tristan Funkhouser, T-Funk, ha sacado este año y también responde a la necesidad de glorificar su nombre aunque no haya sido congratulado por el democrático escrutinio de los miles de fortuitos votantes del “Skater del año”, que no de lectores habituales de la revista Thrasher. Ya que en caso de esto último, puede que otro gallo hubiera cantado. Sin embargo, vamos a dejar de lado el tema electoral de cada diciembre, dejando que ruede solo, en calma, sin clamor, como le pasa a algún otro contendiente al título de SOTY que, igual que T-Funk, ha quedado en eso. Pero…¿Qué le queda a Tristan Funkhouser en el 2022 después de esa “derrota” entre miles de comillas?

Pues le quedan, como he dicho, dos partes increíbles y, como mínimo, un hito que pasa a los anales de la historia del skateboarding y sobre el que cantarán los bardos durante más de cinco lustros. Cabe hacer la aclaración siguiente: la palabra “anales”, en este caso, no tiene nada que ver con culos. Simplemente es una manera de decir que lo que T-Funk ha hecho en 2022 será recordado, mencionado, citado y probablemente no superado en un puñado de años. Aunque esto último, tal y como están las cosas, puede pasar mañana. Quizás Tyshawn pone una papelera sobre ese banco de China Banks y puede llegar a suceder algo inexplicable que me haga cerrar la boca, porque últimamente he sido al de Nueva York lo que Tomás Roncero a Messi y tampoco es plan, pues Tyshawn es un grande y no lo voy a negar yo ahora, solo que mi voto hubiera ido, obviamente, hacia otro lado.

En este post voy a comentar la primera de las dos partes que T-Funk ha dejado este año, lo haré un poco superficialmente , porque los vídeos están para verlos y no para que venga un nerd a dar la chapa. Hablo, pues, de un vídeo de Baker que se publicó a mediados de año y co-protagonizado por Tyson Peterson. El vídeo arranca con este patinador de silvestres dreadlocks que se ramifican por los calculados orificios de varios gorros de lana, ofreciendo una parte que encontré sorprendentemente potente y estilosa, que bien merecería un texto, pero es que me tengo que centrar en el pelirrojo que viene después. Antes de la parte de T-Funk, sin embargo, el vídeo nos ofrece una pequeña ensalada de clips con otros miembros del equipo, no exenta de jartadas considerables, como por ejemplo un crooked grind en un rail de doble kink ejecutado por Justin Figueroa que me dejó patidifuso e incluso me hizo enfadar porque todos los que haré en mi vida serán infinitamente peores que ese. Así es el skate, toneladas de amor y de motivación, pero por otro lado, la mejor escuela de autocrítica y autocompasión sobre la faz de la Tierra.

Por fin sale T-Funk, y lo hacepara poner el broche de oro en esta entrega de la casa Baker. La verdad, aquí hemos venido a pasarlo bien y la marca de Andrew Reynolds, con los años, se ha erigido en lo más grande de la industria a base de hacer las cosas como Dios manda, sin artificio, sin trampa, ni cartón. Es decir, que si la parte empieza con el tío enganchado a una moto - conducida por Tyson Peterson- circulando a toda pastilla por un canal de Los Ángeles como John Connor en Terminator 2, al menos parece que es algo que ha surgido de forma espontánea o que ha nacido de la propia necesidad de velocidad absurda para el truco que va a inaugurar la parte. Como espectador, no veo las ansias de un show excesivo, ni las bromas de producción que a veces se producían en vídeos míticos de hace años, con sus explosiones y sus guiños premeditados al séptimo arte. En Baker, las cosas son lo que son, por eso su camino al éxito ha sido sólido, sin exabruptos ni aspavientos, sin efectos especiales ni tramoya hollywoodiense. Todos les hemos acabado viendo por sus santos cojones, básicamente.

Ya veis que parece que estoy aquí para filosofar sobre algo tan aparentemente vacío como un trozo de madera con ruedas, pero es que no voy a hacer spoilers de los trucos o, al menos, voy a intentar no hacerlos. Así que, hablaré de spots, y ni eso, porque ni me acuerdo, ni me sé el nombre de más de la mitad de los lugares que salen, aunque algunos de ellos son conocidos y clásicos como la clínica dental de Los Ángeles y otros más. A fin de cuentas, como en toda buena parte de Funkhouser, la variedad de spots es la baza principal y, para mí, lo que le sitúa en lo más alto y en el sobre que va a la urna cuando Thrasher está en periodo de elecciones. Que si gaps, que si handrails, que si bordillos, que si banks, que si curbs, que si gaps a curbs, que si gaps a handrails, que si gaps a bordillos… y así sucesivamente.

Hay que verlo, sentirlo y despegar el culo del sofá dos o tres veces si tienes un corazón latiendo debajo de esas costillas. Pero, si al final tu culo se ha pegado a una de las piezas del tresillo o de tu silla de gamer, aunque estés incrustado en la misma como Ibai Llanos viendo el fútbol, es imposible que no saltes como un resorte al ver lo que hace al final de la parte en el conocido - y dificilísimo- spot de China Banks en San Francisco. Es tan heavy lo que hace que la misma Thrasher, que le pondrá en portada con ese truco, un par de meses después, saca un vídeo llamado The Story of China Banks en el que repasa todo lo que se ha hecho ahí y acaba, como no puede ser de otro modo, por sacar a relucir la increíble hazaña de Funkhouser. No voy a decir que algunos aspirantes al SOTY, no de ahora, sino de toda la historia de este galardón, no podrían hacer nada parecido en ese sitio y que reventar San Francisco debería contar extra. Aunque, bueno, como decía mi tutor en Bachillerato: “No lo quería decir, pero ya lo he dicho”.


En la próxima entrega comentaremos la más reciente parte de T-Funk que, por increíble que parezca, deja esta de la que hablamos aquí en segunda posición por lo que respecta a partazas del 2022. 

In English

This mini series of posts aims to analyze the two parts that Tristan Funkhouser, T-Funk, has released this year and also responds to the need to glorify his name even though he hasn't been congratulated by the democratic scrutiny of thousands of random voters of the "Skater of the year", which is not regular readers of the magazine Thrasher. Since in the latter case, another outcome may have occurred. However, we will leave aside the electoral issue of each December, letting it roll alone, calmly, without clamor, as happens to some other contender for the SOTY title who, like T-Funk, has remained that way. But... What does Tristan Funkhouser have left in 2022 after that "defeat" between thousands of quotation marks?

Well, as I said, he has two incredible parts and, at least, a milestone that goes down in the history of skateboarding and about which bards will sing for more than five lustrums. The following clarification should be made: the word "anals" in this case, has nothing to do with butts. It's just a way of saying that what T-Funk has done in 2022 will be remembered, mentioned, cited, and probably not surpassed in a handful of years. Although the latter, as things are, can happen tomorrow. Maybe Tyshawn puts a trash can on that China Banks bench and something inexplicable happens that makes me shut up, because lately I've been to New York what Tomás Roncero is to Messi and that's not the plan, because Tyshawn is a great and I'm not going to deny it now, only that my vote would have gone, obviously, to another side.

In this post I will comment on the first of the two parts that T-Funk has left this year, I will do it a bit superficially, because the videos are to be watched and not for a nerd to come and give a lecture. I speak, therefore, of a video by Baker that was published in mid-year and co-starred by Tyson Peterson. The video starts with this skater of wild dreadlocks that branch out through the calculated holes of several wool hats, offering a part that I found surprisingly powerful and stylish, that would well deserve a text, but I have to focus on the redhead that comes after. Before T-Funk's part, however, the video offers a small salad of clips with other members of the team, not devoid of considerable jartadas, such as for example a crooked grind on a double kink rail executed by Justin Figueroa that left me patidifuso and even made me angry because all the ones I will do in my life will be infinitely worse than that. That's how skate is, tons of love and motivation, but on the other hand, the best school of self-criticism and self-pity on the face of the earth.

Finally, T-Funk comes out, and he does it to put the icing on the cake in this delivery from the Baker house. The truth is, we've come here to have a good time and the brand of Andrew Reynolds, over the years, has become the biggest in the industry based on doing things the right way, without artifice, without tricks, or cardboard. That is, if the part starts with the guy hooked up to a motorcycle - driven by Tyson Peterson - racing at full speed through a channel in Los Angeles like John Connor in Terminator 2, at least it seems that it has arisen spontaneously or that it has been born from the need for absurd speed for the trick that will inaugurate the part. As a viewer, I don't see the desire for an excessive show, or the production jokes that sometimes occurred in mythical videos from years ago, with their explosions and their premeditated winks to the seventh art. In Baker, things are what they are, that's why their path to success has been solid, without outbursts or fuss, without special effects or Hollywood trickery. We've all ended up seeing them for what they are, basically.

You can see that it seems that I am here to philosophize about something as apparently empty as a piece of wood with wheels, but I'm not going to make spoilers of the tricks or, at least, I'm going to try not to make them. So, I will talk about spots, and not even that, because I don't remember, or I don't know the name of more than half of the places that come out, although some of them are known and classic like the dental clinic of Los Angeles and others more. In the end, as in any good Funkhouser part, the variety of spots is the main advantage and, for me, what puts him at the top and in the envelope that goes to the ballot box when Thrasher is in the election period. Whether it's gaps, handrails, curbs, banks, curbs, gaps to curbs, gaps to handrails, gaps to curbs... and so on.

beating under those ribs. But, if in the end your butt has stuck to one of the pieces of the three-seater or your gaming chair, even if you're embedded in it like Ibai Llanos watching football, it's impossible not to jump like a spring when you see what he does at the end of the part in the known - and very difficult - spot of China Banks in San Francisco. It is so heavy what he does that Thrasher itself, which will put him on the cover with that trick, a couple of months later, releases a video called The Story of China Banks in which it reviews everything that has been done there and ends, as it could not be otherwise, by highlighting the incredible feat of Funkhouser. I'm not going to say that some SOTY candidates, not now, but throughout the history of this award, couldn't do anything similar in that place and that destroying San Francisco should count extra. Although, well, as my high school teacher said: "I didn't want to say it, but I've already said it."

In the next post we will comment on the latest T-Funk part which, as incredible as it may seem, leaves this one we are talking about here in second place as far as partayas of 2022.

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